Daniel Hendler

El candidato

Martín Marchand, a los 50 años, no se conforma con su status de empresario y decide aceptar una candidatura política, apostando a su buen manejo de las nuevas tendencias en comunicación, e impostando algunos lemas como “independencia” y “transparencia”.
Martín convoca a técnicos y asesores que, durante un fin de semana, convivirán en su estancia de campo para delinear su perfil de líder. Pero algunos miembros de la cofradía parecen más abocados a recabar información sobre los negocios de los Marchand que a la campaña política para la que fueron contratados.
Un músico, un diseñador gráfico, una coordinadora de agencia, un asesor en multimedia, un operador ejecutivo, un asistente personal, varios creativos, todos están alineados en el proyecto; pero Martín deberá apelar a su intuición para encontrar un espejo fiable donde mirarse en medio de tanta opacidad.
Concentrados en el spot audiovisual más que en las bases ideológicas, crean el perfil de Martín como si se tratara de un personaje ficcional. Y, bajo la lógica de la ficción, comienzan a develarse los hilos del candidato.